jueves, 4 de noviembre de 2010

Una solución de verdad a un problema inexistente: el orden de los apellidos

Llama la atención el empeño que ponen a veces los políticos en dedicar sus esfuerzos a arreglar problemas que no existen. Como por ejemplo el tan traído proyecto para cambiar el sistema de inscripción del orden de los apellidos en el registro civil.

Me parece que es bastante evidente que no hay una gran demanda social que pida que se cambie el sistema actual. Siendo un poco demagogos (pero solo un poquito), podríamos decir que mejor dedicaban su finito tiempo y dinero público en otros menesteres más importantes.

El sistema actual ya permite cambiar de mutuo acuerdo el orden por omisión de los apellidos (padre-madre). En cualquier caso, efectivamente alguien podría ver un problema en que el sistema actual, arbitrariamente decide cuál es el orden por omisión si no hay acuerdo.

Pero si se quiere arreglar el problema de la arbitrariedad en el orden por omisión, no se puede arreglar mal, como establece el proyecto de ley. Cambiar una arbitrariedad (orden por omisión padre-madre) por otra arbitrariedad (orden por omisión alfabético) no es solucionar un problema, es cambiar un problema por otro igual de equivalente.

Veamos las posibilidades para establecer un orden por omisión en caso de que no haya acuerdo entre los progenitores:

a) Apellido del padre - apellido de la madre. Arbitrario, tiene las de ganar el padre, que ya sabe que se impondrá su criterio (poco incentivo para llegar a un acuerdo cuando uno sabe que tiene las de ganar sí o sí). La extinción de un apellido depende del número de hijas que tenga la familia. Este número es aproximadamente un 50%, así que todos tienen la misma probabilidad (en general) de desaparecer (o permanecer). Es decir, ningún apellido en general desaparece.

b) Apellido de la madre - apellido del padre. Arbitrario a la inversa. Mismo problema, tiene las de ganar la madre. La extinción de un apellido depende del número de hijos varones, con lo que, en general, ningún apellido desaparece.

c) Orden alfabético. Igual de arbitrario, una de las partes, la del apellido anterior alfabéticamente tiene las de ganar de antemano. A largo plazo, los apellidos con mala clasificación en la ordenación se acabarán extinguiendo, empezando por los de la Z.

Todas estas opciones son igual de arbitrarias, y benefician a una de las partes de antemano, que por tanto no tendrá interés en llegar a un acuerdo. De cara a la extinción de un apellido, la c) es incluso peor.

No me explico que no se les haya ocurrido la solución verdadera para este problema que socialmente no es un problema, así que se lo voy a dar yo por si acaso:

d) POR SORTEO. Si no hay acuerdo, el registro civil sortea el orden de los apellidos y punto. No hay problemas de primacía del apellido de un sexo sobre el otro, y no se condena a ningún apellido a la extinción (estadística mediante).

4 comentarios:

El Aprendiz dijo...

No estoy de acuerdo en que la imposición del orden de los apellidos no sea un problema que se deba solucionar.

Con lo que sí estoy de acuerdo es que la medida que ellos han propuesto no lo soluciona, que introduce una tendencia peligrosa de cara a los apellidos y que la solución del sorteo es tan estúpidamente evidente que se le ocurre a un niño de 4 años...

darioa dijo...

Que es un problema a solucionar puede ser, pero también es cierto que la sociedad no lo percibe como algo que haya que solucionar urgentemente, ¿no?

En cualquier caso, por más que lo pienso no comprendo cómo se les ocurrió lo del orden de los apellidos en lugar de otra solución menos arbitraria como la del sorteo.

Anónimo dijo...

La sociedad puede no percibir este como un problema a resolver. Pero si dejamos que la sociedad decida qué problemas hay que resolver sólo nos ocuparíamos de resolver la situación económica.

Además, creo que hay bastantes políticos, que pueden dedicarse a cosas muy diversas. A algunos les a tocado esto.

En cualquier caso, lo mismo que no hubo ningún problema ni debate ni le pareció mal a nadie la modificación que hizo el PP hace 11 años al permitir poner el orden de apellidos que se quisiera no entiendo el problema que se plantea ahora.

Obviamente, el orden alfabético no es solución. Pero supongo que se está hablando de un borrador. Y hasta al que asó la manteca se le ocurre que en caso de no acuerdo lo más objetivo es un sorteo, como hacen en Alemania, por ejemplo.

darioa dijo...

A mi modo de ver, el problema no es que se pueda cambiar el orden de los apellidos, sino el tonto sistema que escogieron para resolver en caso de que no haya acuerdo.

Es cierto que visto el revuelo que se montó, ya salió Rubalcaba diciendo que (como todo proyecto) podría sufrir modificaciones en las Cortes y que el sistema se podría cambiar.

Pero también es cierto que nadie sabe en qué puñetas estaban pensando cuando se les ocurrió esa "solución" del orden alfabético :-)

En Alemania parece ser que como es lógico, utilizan ese sistema. Y a todo el mundo (menos a estos políticos por lo que se ve) se le ocurre que el sorteo es la mejor solución http://www.elmundo.es/elmundo/2010/11/04/espana/1288895812.html

En cuanto a la necesidad de solucionarlo aunque la sociedad no lo vea importante es una cuestión bastante subjetiva. Lo que está claro para mí es que en la práctica el impacto en la vida de la inmensa mayoría será inexistente, y muy pequeño en el resto. Es algo así como tener que llevar la raya del pelo de un lado en vez de del otro hasta los 18 años que puedes ponértela como quieras.

También es verdad que si es necesario reformar el funcionamiento de los registros civiles, no cuesta nada tocar también este aspecto concreto. Hubiera sido muy sencillo hacerlo con el sorteo desde el principio :-).